
En el epew -relato- del origen del Pueblo mapuche, nuestros antepasados dicen que el primer Espíritu Mapuche vino desde el Azul. Pero no de cualquier Azul sino del Azul del Oriente. Y como en nuestra Tierra no había nada que pintara ese Azul como el expresado en el cielo profundo, intenso, dijeron que el Azul existe en el Oriente y en el espíritu y el corazón de cada uno de nosotros. Y que cuando el espíritu -en la brevedad de su paso por este mundo- abandona al cuerpo, se va hacia el Poniente a llamar al Balsero de la muerte para que lo ayude a cruzar el Río de las Lágrimas y llegar así a la isla -el País- Azul en la que habitan los espíritus de nuestros Antiguos.
Chiuailaf, Elicura: Recado confidencial a los chilenos, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 1999.
En agosto del año pasado, almorzábamos por ahí con mis viejos, no resistí la tentación de pasar por la casa de los abuelos, mejor dicho, la que era la casa de los abuelos. De ella ya nada queda más que algo de fachada y el viejo letrero con la dirección. Lo demás, lo importante está en el AZUL del corazón. Los recuerdos de infancia, la olla mágica de sopa que alcanzaba siempre para todos. La figura mítica de una abuela increíble, musa inspiradora de tantas cosas. El abuelo estricto y terrenal, muy macho, hombre de familia y palabra ley. Artemiza y Carlos: "Somos embutidos de ángel y bestia"
La casa de los abuelos es el origen y a éste acudo, cada vez que es necesario, en busca del AZUL de mis antepasados y su memoria.
Estoy cansada de este gris, abuela, de trabajar mil horas diarias y dormir segundos por las madrugadas. Estoy buscando tu fuerza, lo que hay de tu sangre en mí, para empezar de cero, pero contigo siempre en el pecho.
Estoy escribiendo palabras abuelo, esas imborrables, para que nadie dude y todos tiemblen.
Estoy inventando la vida, también con mis muertos, porque soy todo aquello que duerme en el olvido y sólo desde este principio seré futuro.
¡Gracias por venir este día al corazón y al re-cordis!
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