Monday, February 19, 2007



PÁNICO: Procede del griego Panikós. En realidad, la expresión completa es "terror pánico". Proviene de la situación de miedo que le agradaba crear al semidiós griego Pan, quien solía aparecerse en las encrucijadas de caminos a los viajeros.
Físicamente era parecido a un fauno; cuernos y extremidades inferiores de cabra. Su imagen es la que ha dado lugar a la iconografía cristiana del demonio. Precisamente por eso, cristianizándose una tradición anterior, se solían erigir en la Edad Media cruceros o cruces de piedra con una pequeña capilla para la Virgen, en las encrucijadas.




Pánico, superlativo de miedo, más, mucho más que espanto o terror. En medio de la senda, en la encrucijada, ese tramo del camino que se abre hacia los cuatro puntos cardinales, el destino se ríe con espantosas carcajadas, dejando a nuestro albedrío la decisión de optar por un camino.Y todos aterran porque podemos morir o vivir en cualquiera de ellos.
Lo digo siempre... el miedo anula, bloquea, inmoviliza.
¿Cuánto tiempo podemos permanecer en la encrucijada, decidiendo? ¿Preferiremos quedarnos espectantes y de esta forma evitar la ruta que nos conduzca a la gloria o el error?
Siempre y de cualquier forma nos enfrentamos a encrucijadas, siempre y de cualquier forma éstas producen algo de terror.
Elegí esta ruta de palabras, pintadas de paz, algo de magia y esperanza. Elegí desvanecer el lenguaje y des-integrarlo hasta formar nuevos signos. Elegí construir mi vida lejos de casa. Ayer, al atardecer, el dios Pan se sienta en medio de nuestra mesa. Vi correr lágrimas por los rostros de toda mi familia, los frutos de naranjo en sus formas más ácidas, las palabras vertidas por el mantel escurriéndose como vino-añejo derramado. Y aunque la paz retorna al caer la noche, el dolor de la escena de esta cruda comedia, se queda en el pecho con forma de angustia.
El pánico es pensar que ellos podrían destruir sin sentido. La esperanza... que construyan un nuevo lenguaje capaz de expresar aquello que no saben decir.
Así son las palabras, viejo Huidobro, el adjetivo cuando no da vida mata. El camino se puede elegir sin miedo, se deciden, también, las acciones y las palabras cuando respondemos conscientemente, transformándose en una maravillosa muestra de nuestra madurez e inteligencia.
Me voy de casa en tres semanas. No puedo mirar atrás, ya conozco el camino y no se puede avanzar retrocediendo. Sólo espero que la frase de Cerati cante "Mañana, es mejor".
Ayer vencimos al dios Pan y sus estragos tan sólo con dos palabras:
¡TE AMO!
Ieiaiel

Tuesday, February 13, 2007

CARACOL: En zoología caracol designa un conjunto de animales invertebrados pertenecientes a los moluscos gasterópodos, tanto marinos como terrestres.


A mediados de año leíamos a Cortázar, ellas tenían miedo del tiempo, porque la burbuja del colegio pronto se rompería al egresar de cuarto medio. Yo, también tenía miedo del tiempo, no como antes, pero miedo al fin, de continuar la misma vida, de no encontrar salida o entrada a los espacios y los sentidos.

Ese día, no recuerdo precisamente cuándo, les hablé de Osvaldo, el caracol de Lucas…

LUCAS SUS LARGAS MARCHAS
(Julio Cortázar, Argentino)

Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol.
Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inicio la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el tumbo que lo llevara a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita para llevarle mi mensaje simpático; entretanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una f ábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama largo y dulcemente, cuando se quiere llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuales son las ventajas y cuales los inconvenientes de estas opciones.


Cada vez que me abruma el tiempo, recuerdo a Osvaldo y su marcha, sus años caracol. Ellas terminaron amándolo tanto como yo y al salir de cuarto medio dibujé caracoles en todas las blusas que rayé, infaltable tradición. Yo aún guardo las mías del colegio.

Pero Osvaldo es mucho más y los años caracol un leitmotiv de mi vida. Por eso abandono los años luz de Santiago, su vértigo, su caos, sus días que se evaporan, se esfuman…y de pronto son años en que el tiempo sólo consume la vida y los sueños.

Me agrada la senda del caracol, que aunque avanza lento, siempre deja una huella argentada. Su camino de plata, casi imperceptible, es sin duda, más valioso que un vuelo fugaz, que un estruendo o un luminoso destello, mucho mejor que el relámpago, el trueno o el rayo.


Caracol: Pasar despacio, dibujando…

Matías no sabe de Osvaldo, pero también ama los caracoles. Los junta en alguna caja con hojas y ramitas para que no dejen de comer. Y ahí está, ordenándolos por colores y tamaño. Jamás podré olvidar este verano y los cachitos al sol de un sin fin de Osvaldos. Porque los días de vacaciones son precisamente días caracol. Dejamos de correr y empezamos a disfrutar. Dormir mucho, comer pan amasado, caminar por la arena, construir castillos y sueños, cantar y robarnos el tiempo para estar juntos, enmendando todos los días que nos roba el año luz.

Hoy prefiero construir de este modo mi hogar en el mundo, ese hogar que se lleva y te lleva a todos lados, porque es alma, esencia, ser. Una parte y a la vez el todo. Como la casa del caracol.

Vivimos en constante lucha frente a la amenaza de la enajenación, el ritmo agitado nos priva de reflexión y terminamos desconociéndonos, olvidando quiénes éramos y hacia dónde íbamos.
Depresión, estrés, sin sentido…
Mejor pasar despacio, dibujando. Mejor vivir conectado con el alma y trazar realmente huellas de plata. Saber refugiarse en lo profundo cuando hay peligro, saber caminar, avanzar seguro, delineando el futuro.
Y bien, vamos a dar un paseo, que aún brilla el sol.
Besos mil… y un feliz día caracol.
Ieiaiel.

Friday, February 09, 2007


CLEPSIDRA: reloj de agua, que mide el tiempo sobre la base de lo que tarda una cantidad de agua en pasar de un recipiente a otro, de iguales dimensiones, que está debajo.
Por extensión, se ha llamado también clepsidra al reloj de arena, con el que se mide el tiempo por medio de dos ampolletas o recipientes de forma cónica, de vidrio o cristal, unidos por el vértice, de modo que la fina arena contenida en el de arriba vaya pasando lenta, pero continuamente al de abajo. Lo que tarda en pasar es la unidad de medida del tiempo.
La clepsidra posee un valor simbólico, porque es el instrumento que más visiblemente representa, con la caída del agua o de la arena, el fluir constante del tiempo. Clepsidra proviene del vocablo latino clepsydra, que a su vez deriva del griego klepsydra, compuesta de hydro (agua) y klepto (yo robo). La idea es que el recipiente inferior roba el agua (o la arena) del superior.
YO robo el tiempo...
De los tópicos literarios, creo, el más reconocido popularmente es el renacentista "Carpe diem". Reconocido por nosotros, que alrededor de los quince vibramos hasta la médula con "La sociedad de los poetas muertos": ¡Oh, capitan! ¡My capitan!.
Por aquellos años nuestro país soñaba en liberarse y reconstruirse. Nosotros empezábamos a batir las alas reflejándonos más de una vez en los sueños de Neil Perry. Yo por esos años ya escribía poemas y algo entendía de los malditos Baudelaire y Rimbau. Descubrí a Whitman con la peli. Quién sabe cuánto influyó en mí este film pa' decidir mi futuro profesional. A veces soy un poco Mr. Keating arriba de la mesa, aunque mis alumnos poco entienden estos códigos hoy.
Me gusta la palabra clepsidra... Se la robé a un poema de Naín. También le robé esta última semana a la vida, dejé el trabajo unos días y me fui de vacaciones en familia.
Siento que "Clepsidra" es hoy mi "Carpe diem". Disfrutar el día porque es vida y no dejar que el miedo o lo incierto nos robe los momentos, mejor que nuestra alma les robe el tiempo y el espacio a los temores que tantas veces cargamos.
Hoy mi país tiene otra historia, mis amigos, bordenado los treinta o un poco más, también han construido su historia. Yo sigo escribiendo poemas y me voy a Valdivia en paracaídas, como un salto al precipicio en que nada sé de la caída.
Me gusta sentir que crecimos, me gusta observar que crecemos. Robémosnos el tiempo y que la vida no nos robe los sueños. Es tal vez tan cursi y gastada la frase "hoy es el único día que tenemos" pero, sin duda, es la suma de todos los HOY lo que nos permite reflejarnos y reconocer la vida que vamos contruyendo.
Besos mil a todos
Les regalo el poema... para que tiemblen.

VIVIR de la Sociedad de los poetas muertos.
Por Walt Whitman
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida. La sociedad de hoy somos nosotros Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas....
Vive con intensidad tu vida y no dejes nunca de soñar...
"Siempre es hoy"
Ieiaiel