Thursday, October 12, 2006

MANTARRAYA 3: "Gigante bueno"
Es tarde, siempre duermo cuando el día comienza.
"Hay que decir palabras... voy pues a seguir" (Naín Nómez).
Tralalí está haciendo mágicos estragos y Mantarraya hoy tiene un nuevo sentido. No puedo continuar sin dejar registro y memoria: Matías el lunes me envío su primer mensaje por MSN.
"olacomobanlascosas"
¡Hermoso! Mi respuesta: bien van las cosas, mientras lo escuchaba y miraba leer mi mensaje por la webcam, última adquisición de mi hermano que amenaza destruir nuestro "teléfono mágico".
Matías comienza el viaje en ascenso y ya construye palabras, mientras yo las desnudo y desintegro.
¿Y qué pasó con Mantarraya?
Se fue de viaje, está perdida en medio del Renacimiento y Barroco.
Soneto XXIII
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena.
(Gracilaso de la Vega).
Garcilaso de la Vega es uno de los máximos exponentes de la poesía barroca. Son muchos y muy famosos los tópicos literarios de estos remotos tiempos, por citar algunos: carpe diem, tempus fugit, beatus ille, etc. Época misteriosa, fértil y fascinante. Y qué pasa con las feminas...
Hablemos de la "amada ideal" esa que inspiró hasta el mismísimo Don Quijote.
Físicamente un ángel, cabellos rubios, tez blanca, ojos claros, la azucena de Garcilaso. Sin embargo, un ángel capaz de enardecer el corazón y los instintos masculinos hasta el colapso. Rosa que inspira los deseos y pasiones.
Ja, ja "ardiente y honesta", una ángel ardiente.

"La imagen del ángel, tanto en su vertiente celestial como en su lado más siniestro, ha sido uno de los recursos más eficaces para las necesidades expresivas de los autores de muy diferentes tiempos. La presencia angélica puede atestiguarse a lo largo de toda nuestra historia literaria, invadiendo los dominios de la poesía, la narrativa y el teatro"(“Ángeles y demonios en el teatro de la generación del 27”, José Manuel Marín Ureña)
Ya les di referencias, es un tema completamente real y presente hasta nuestros días. Como Mantarraya todos somos esa mixtura de ángel y demonio, así lo dice Nicanor en su Epitafio: "un embutido de ángel y bestia"
Dije que les demostraría que Mantarraya es una exótica fémina. Este ángel del mar invierte el arquetipo barroco, sin embargo, conserva los sentidos primarios. Su apariencia es monstruosa, más aún cuando corroboramos su parentesco directo con los temidos tiburones "malditos escualos", pero el alma de estas voladoras marinas es siempre inofensiva. Definitivamente rosa y azucena.
Un voto más por sus alas submarinas. "Las apariencias engañan" y Mantarraya es prueba de este viejo adagio.
Lo sentimos... Muchas veces, en nuestros intentos por aprender a respirar o persiguir el impulso de nuestras alas, podemos herir a otros. Es inevitable ser una bestia. Sin embargo, más allá de las acciones, confío en los sentimientos que las inspiran. Un corazón honesto siempre volará hacia donde le corresponde.
Rosa y azucena
Mariposa libélula
Mantarraya o zancudo
Ángel y bestia...
... siempre con unas alas así de enormes.
(Imagen: Niño rabioso mordiendo a perro inofensivo, septiembre, 2005)

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